lunes, 26 de septiembre de 2016

CUANDO LA ESENCIA DEL ARTE SE CONVIERTE EN UN CAMELO



CUANDO LA ESENCIA DEL ARTE SE CONVIERTE EN UN CAMELO
………Cuando este servidor estaba  realizando el doctorado, una alumna de la facultad  que conocía me enseñó alguno de sus trabajos antiguos. En aquella época construía unas figuras muy expresivas, con gran contenido emocional, de una gran estética y de buena factura. Me sorprendió gratamente aquel trabajo, pero lo que más me sorprendió (no tan gratamente) fue cuando ella me enseñó lo que estaba haciendo actualmente: Hierros que se cruzaban unos con otros a modo de columpios, sin ningún elemento distorsionador, ni que demostrara que aquello tenía algún sentido estético más allá de lo que parecía; ¡unos simples hierros cruzados!
El discurso conceptual argumentado por ella acerca de la composición de aquellos seis hierros entrecruzados, ¡fue magnífico! La obra de arte, parecía más el discurso de ella que la escultura que había realizado en hierro.
Cuando terminó la disertación le pregunté.- ¿Realmente te sientes bien haciendo esto? A lo que me contestó: donde realmente se sentía bien, era con las piezas que hacía antaño y afirmaba que lo que estaba haciendo en ese momento, solo lo hacía para aprobar……………
El arte es complejo, cada artista hace lo que puede en función de sus conocimientos de lo que él ha adquirido y de las pautas que le han aconsejado sus maestros (acertadas o no). Cada uno de los artistas intenta expresarse como mejor puede, intenta realizar o trasladar a la obra de  arte lo que él cree correcto, con lo que se siente bien, o lo que le han dicho que es lo correcto. Pero sobre todo lo que une a todos los artistas, es el deseo de expresar aquello que desean en los soportes que estiman convenientes e intentar lograr un hueco en el mundo del arte.
Desde el punto de vista de la expresión artística, es lícito, poder expresarse dentro de los parámetros de los conocimientos artísticos de cada uno. De esta manera tenemos un variopinto mercado de arte, estimulado por algunos poderes fácticos que dan pauta a mucha mediocridad.”El concepto”: Esa gama de palabras enlazadas, cultas (como dicen algunos) repletas de florituras, que se usan para expresar el porqué un andamio, ¡un simple andamio! comprado en la Bauhaus se convierte en una obra de arte, permite, la mayoría de las veces, hacernos creer que el arte plástico son solo palabras. De esta manera, dándole prioridad al concepto, la obra de arte <con mayúsculas>, aquella que contiene discurso, simbología, contemporaneidad y un saber hacer se queda relegada a lo popular. ¡Hay si los obreros que trabajan día a día en un andamio supieran que aquello que ellos hacen con tanto esfuerzo, es solo un trabajo banal y lo que los sostiene y a veces los mata, se convierte en una  obra de arte……….!
El discurso viene de esta manera, porque hay otros artistas, en cambio, que se dejan la piel para investigar los nuevos conceptos de la obra de arte, como pueden expresarse con ellos y como simbolizarlos, haciéndolos contemporáneos,  trabajando con buena factura y derrochando tiempo, energía, dinero. Trabajos que todo el mundo admira, que todos entienden y respetan……¡Menos los jurados!
En mi labor pedagógica y mi trayectoria artística me he encontrado con muchas carencias en este sentido. Gran número de veces te quedas atónito con la  respuesta del jurado a los logros de un artista, otorgando el premio a quien no se debe. Los supuestos organizadores de un evento con jurado, que ven los toros desde la barrera, suelen argumentar ante el estupor de la gente: ¡es un catedrático, es un galerista o es un crítico de arte!..... Intentando con esto justificar una decisión inepta.
Por eso, cada vez más, considero que es un gran error del artista someter su obra a un jurado, porque en realidad los jurados son los que deberían de ser sometidos a juicio. Antes de contratar un jurado; los miembros que lo conformaran deberían de ser sometidos a una investigación, cómo se hace en  los jurados populares.
 De la misma manera que las personas que conforman  un jurado popular para un juicio, se las somete a la investigación de sus vidas, de sus incompativilidades y de sus ideas para pertenecer a dicho jurado. En la misma medida, cada uno de los miembros de un jurado artístico debería de ser investigado, no acerca de la carrera que tiene, sino de sus capacidades, competencias, conocimientos, experiencia y sobre todo, ideales artísticos y neutralidad. No basta con ser catedrático de universidad, o doctor en Bellas Artes Porque al final, estas personas tienen sus propios criterios personales basados precisamente en ideas particulares que desarrollan en su labor como docentes.
Un miembro que forme parte de un  jurado artístico, “no puede ser cualquiera” Porque de su decisión depende el futuro de la carrera profesional de un artista que despunta para serlo. No puede ser cualquiera, porque con su decisión, la mayoría de las veces, se premia la mediocridad, que cada vez más, impera en muchas formas de arte. .Los miembros que conformen un jurado artístico, aparte de tener una profesión que los avale para tal cargo, deben ser personas que conozcan todas las tendencias (las antiguas y las nuevas). Que conozcan todos los materiales (no solo los conceptuales) y como se trabaja dentro de los talleres, deben tener espíritu crítico, no conceptual y sobre todo; ser objetivos y cuando digo objetivos, me refiero a ser capaces de otorgar el voto a una obra de arte con la cual no se identifiquen estéticamente pero que sean capaces de reconocer en ella unos valores en base a unos parámetros artísticos que justifiquen los valores que atribuyen a una obra de arte para serlo. Deben de pensar, por último, que la obra de arte no solo la va a contemplar una minoría intelectual y elevada, sino la gente del pueblo que también opina.
Si no se hace esto, es lógico que la gente entienda ¡al final! Que  el arte es un camelo
Santial
Drd en BBAA
Pedagogo
Perito artístico
Investigador de arte

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